Esta enfermedad neurológica crónica, que se presenta principalmente en menores de 20 años y mayores de 60, además de generar síntomas físicos en los pacientes, de no ser tratada a tiempo puede afectar el neurodesarrollo de los niños y niñas, y generar impactos como ausentismo escolar, estigmatización y aislamiento de los menores de edad.
Para lograr el diagnóstico temprano, la Facultad de Medicina en alianza con la Asociación Británica de Neurología Pediátrica -BPNA- y la Asociación Colombiana de Neurología Infantil -ASCONI- capacita desde personal de enfermería y médicos generales y especialistas.
Contrario a lo que muchos creíamos, las convulsiones no son la única señal de alerta para el diagnóstico de la epilepsia, enfermedad neurológica crónica recurrente, que se presenta principalmente en menores de 20 años y mayores de 60. Se estima que en el mundo cerca de 70 millones de personas han sido diagnosticadas.
En el caso de los niños y niñas, la detección de esta enfermedad cerebral puede darse de forma temprana cuando el personal en salud identifica alteraciones neuronales, o desde el aula o la casa, cuando docentes y cuidadores ven que el o la menor de edad tiene problemas de aprendizaje o su capacidad de memoria, atención y concentración están disminuyendo. Lo que da lugar a la realización de pruebas diagnósticas.
“Detectar de manera temprana la epilepsia es sustancial porque esta enfermedad puede afectar el neurodesarrollo de los niños y niñas y por consiguiente su calidad de vida”, explicó Blanca Doris Rodríguez, neuróloga pediatra, miembro activo de la Liga Colombiana contra la Epilepsia y docente del Entrenamiento en Epilepsia Pediátrica -Pediatric Epilepsy Training- PET 1., quien agregó que existen diferentes tipos de epilepsias, por lo que los síntomas o señales pueden variar entre pacientes: hay quienes durante las crisis presentan o no alteraciones de conciencia, cambios de conducta, síntomas motores como las famosas sacudidas o alteraciones sensoriales.
Es preciso mencionar que, dependiendo del síndrome o tipo de epilepsia, tras ser diagnosticada y tratada durante dos años, cerca del 80% de los casos se controlan. Y si luego de un año sin tratamiento, los pacientes que no presentan síntomas, son dados de alta. El riesgo de recurrencia es muy bajo.
De acuerdo con la experta, varios son las causas de esta enfermedad, entre ellas, infecciones, complicaciones durante el embarazo, tumores, predisposición genética, problemas inmunológicos y traumatismos cerebrales como consecuencia de accidentes o golpes.
Según Jaime Carrizosa, docente titular del departamento de Pediatría y Puericultura de la Facultad de Medicina de la UdeA, los estudios epidemiológicos en Colombia evidencian que 11 de cada 1.000 habitantes sufren de epilepsia, cifra dos veces mayor a la que se presenta en países de Europa y en Estados Unidos.
“Uno de los retos que tenemos como país y como región está ligado al diagnóstico oportuno de esta enfermedad. Se estima que al 60% de los pacientes no se les hace un diagnóstico temprano o se hace de forma incorrecta y por lo tanto el tratamiento no se inicia a tiempo”, dijo el profesor, quien agregó que, en el caso de los niños y niñas, además de las secuelas físicas, la epilepsia tiene impactos como ausentismo escolar, estigmatización y aislamiento.
Un panorama que ambos expertos consideran puede cambiar favorablemente, si se forma y cualifica a profesionales de diferentes áreas de la salud comenzando por el personal de enfermería, médicos generales, residentes, internos hasta pediatras y otros especialistas.
Por lo anterior, desde el 2022, la Facultad de Medicina de la UdeA estableció una alianza con la Asociación Británica de Neurología Pediátrica -BPNA por sus siglas en inglés-, para ofertar en el país el Entrenamiento en Epilepsia Pediátrica -Pediatric Epilepsy Training- PET 1, un curso que ha sido y es replicado en países como Australia, India, Nueva Zelanda, Qatar, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y Brasil. Los participantes del curso se forman en temas como: manejo efectivo de la historia clínica, diagnósticos diferenciales, indicación de ayudas diagnósticas, manejo de comorbilidades y de casos agudos con crisis constantes y tratamiento farmacológico.
“Siendo conscientes de los vacíos en la formación en epilepsia que tienen los médicos y pediatras del país y de América Latina, quienes son los primeros en atender a los pacientes que presentan síntomas relacionados con la enfermedad, decidimos contactar a la Asociación Británica de Neurología Pediátrica para ser replicadores del PET, curso de entrenamiento, quienes aceptaron nuestra propuesta gracias al liderazgo y calidad académica de nuestra Alma Mater”, dijo Jaime Carrizosa, cuando se firmó la alianza.
Periodista Facultad de Medicina